jueves, 23 de septiembre de 2010

Realismo mágico, hecho en Sonora.

Encontré esta pieza de literatura realismo en una publicación local (Hermosillo) y tocó generosamente mis fibras, cuando esto ocurre me doy cuenta que el arte literario cumplió y cumple ampliamente en el desarrollo de la sensibilidad humana.

Gracias, Isabel Cristina Murrieta López.

Alex P.

Mi niña...
Con amor para mi madre y todas las madres... y para quien sufra los embates del temido alemán
Por Sylvia Teresa Manríquez / Dossier politico


Tiene 89 años y su memoria corre los caminos de su infancia y juventud.

...Es tan pequeñita y delgada, que puedo cargarla con facilidad, pero su fortaleza es tanta, que no me atrevo ni siquiera a tratar de tomarla en brazos. Su mirada es un universo desconocido de preguntas sin respuestas, de sueños truncos, de búsqueda constante entre las nebulosas del pasado. Es un ir y venir a su pueblo, de hablar con sus seres queridos, sin salir de su alcoba y sin tener a nadie frente a sí.
Su blanco pelo, se trenza en suaves y finos bucles, que ella acaricia una y otra vez, los teje, los desenreda, los alisa, los enrolla en un “chongo” en lo alto de su cabeza. Vuelve a soltar su blanca cabellera que se desliza sobre su espalda en un blanco velo de amor y eternidad.

Se sienta mil veces y otras tantas se levanta, camina, mira sin ver, hacia no se donde. Su mirada se pierde, no en el vacío sino en los recuerdos, en la nostalgia, en las imágenes, las emosiones y sentimientos del pasado. Y habla con sus amores, con sus amistades. Incluso, habla con DIOS.

.- Nachita, Nachita…
.- No soy Nachita, mamá.
.- ¿Y entonces quien eres? ¿Como te llamas?
.- Soy su hija, Má…
.- ¡ MI HIJA¡ Iiiiihhh…mi hija…¡válgame DIOS¡ ¿Pues donde tengo la cabeza, mi’ja? ¿Que me pasa…? Todo se me revuelve... ¿Dónde estamos, pues? ¿Quién vive aquí…mi Nina Loretito?

Calla de nuevo. Se sienta… cruza su pierna y la balancea en un ritmo silencioso. Eleva su rostro con altivez y mira de nuevo a…Mi’jita: ¿quien vive aquí? ¿Mi Mamá? Se levanta y busca, busca, busca…

Así pasa el día. Completo. En un movimiento constante, sin descanso. En una búsqueda desesperada…
.- A que no sabes a quien soñé mi’jita…
.- No Má… ¿a quien?
.- A mi mamá. Pobrecita. Está solita y me llamó. Quiere que me vaya con ella. Los muchachos no llegan… llévame mi’ja.
.- A donde, ma…
.- A mi casa. Con Mi Nina.
.- Pero no la puedo llevar. Estamos en Hermosillo
.- ¿En Hermosillo? Y porqué estamos aquí…

Mueve sus manos como si acariciara el aire y me dice: Huyyyy, yo recuerdo cuando Hermosillo se vació .La gente se fue pa’la sierra, a sacarle la vuelta a los pelones. Bendito sea DIOS. Fíjate Chabelita, que cuando andaban LOS COLORADOS, la gente de aquí se escondía en Nácori y en Bacadehuachi…oye, mí’jita: ¿y mi mamá? Llévame…va a llover y si sale el río ya no vamos a poder cruzar…
.- está bien, Ma. Ahorita nos vamos. Acuéstese un rato y descanse.
.- Bueno. Busca de nuevo, busca… ¿Dónde me acuesto? ¿Aquí?
Se acuesta. Se cubre con el cobertor. Levanta su cabeza:

- Chabelita. ¿Estas allí?
.- Si, Má…aquí estoy.
.- Ha…
Se acuesta. Se soba los brazos. Se sienta…
.- ¿Quienes son esas?
.- Quien, Má
.- Esas que están sentadas allí
.- No hay nadie Má
.- ¡Esas¡ Tú no ves…

Se acuesta de nuevo. Se sienta de golpe:

.- ¿Oíste??
.- No Má. ¿Que es?
.- Mi mamá me está llamando, quiere que me vaya con ella. Está sola.
.- No le haga caso, Má.
.- Hayyy, mi’jita. ¿Como no le voy a hacer caso?
.- Pues NO, no le haga caso. Dígale que no quiere irse con ella. Que no la dejamos…(no puedo retener mis lágrimas)
.- ¿Por qué lloras mi’jita?
.- Me duele la cabeza
.- MMMM, apenas mi Nina Loretito sabe como curar todo eso…Vamos pa’su casa
.- NO MAMÁ…Que no puede ir. No estamos en el pueblo.Y ellas…¡no viven, Má…¡
.- Hay Chabelita, como puedes decir eso. ¡Que DIOS te perdone¡ Fíjate lo que dices…

Me mira como niña desvalida. Se acuesta. De nuevo se sienta:
¿Qué no tengo hermanos yo? Por qué no vienen… se fueron pa’l otro lado y no volvieron. Yo creo que se sintieron con mi papá.
.- ¿Porqué má?
.- Pues, porque se casó con mi mamá. ¿Tienes la carta?
.- Cual carta...
.- La carta de mi Ma Mariíta, donde le pidió a mi Pa Paulino a mi mamá…
.- No, mamá… no la tengo
.- No he desayunado. Tengo la lengua escaldada…
.- ¿Tiene hambre? ¿Quiere comer? Ya es noche…
No. Si ya comí…hhuuuu. Estoy “chimba”. Se sienta y mueve su pierna al ritmo de. —.-.- ¿de que música se está acordando Má?
.- De los Matachines…la, la, lalala lala ra lalala lailalailaa ... Mi Nino José Moreno los tocaba bien bonito con el violín. ¿Te acuerdas cuando íbamos a ensayar con mi Coma Rosa Durazo?
.- No ma…yo todavía no nacía
.- ¿Y porqué no nacías?
.- pues… soy su hija, Má
.- ¿Mi hijaa? Adió…¿pues donde estoy?

Me mira y me sonríe. Su mirada es tan dulce, tan tierna…tan mía.

¿Qué estás haciendo mi’jita?
.- Nada, Má…me estaba contando de los Matachines y del pueblo
.- ¿Donde me voy a acostar mijita?
.- Venga, Má.
Se acuesta. Se cubre y se descubre una y otra vez, hasta que el cansancio la vence y duerme…aparentemente.
De repente, se sienta y una delicada y apenas perceptible voz, se escucha:
.- "Cuatro milpas, tan solo han quedado
Del ranchito que era mío, hay hay hayayayyyyy
De aquella casita, tan blanca y bonita
Lo triste que está…"
Mi hijo se acerca y pregunta: ¿está cantando mi abuelita?
Ella responde.: si, es que… es que el mariachi pasó aquí por la ventana cantando esa canción. Es la canción que le gustaba a Manuel…
Sin decir nada, mi hijo entra en la computadora y busca, busca y de pronto, la música de mariachi se escucha irrumpiendo a deshoras de la noche, cantando para mi madre: cuatro milpas, paloma blanca, la tinajita, el cafetal, Alma Angelina, amor del alma, amor eterno….
.- ¡Que bonita música, mi’jita…¿quien trajo serenata?
.- Su nieto Má, su nieto..
Sonríe
Se acuesta y cierra los ojos
Se levanta..
.- César, César…
.- Mande Madre…
DIOS TE BENDIGA HIJO
.- Gracias Madre…a usted también
Sonríe de nuevo. Se acuesta y duerme…al menos por unos minutos

Duerme…
Y sueña con el ayer.
Y aunque sus arrugas, su pelo blanco, su cuerpo enjuto, su mirada triste, es la de una anciana, mi Madre es una Niña.
¡Mi Niña¡. MI BORLITA DE ALGODÓN…
Isabel Cristina Murrieta López
1º.- de Septiembre del 2009
12:45 A.M.
Hermosillo, Sonora

viernes, 10 de septiembre de 2010

El Soñador y el Soñado. Relatos de Poder.

Uno de los objetivos del guerrero es luchar contra su razón, pero al mismo tiempo apaciguar su mente. Los guerreros no obtienen sus victorias rompiendo rocas con la cabeza; un guerrero, simplemente, les da la vuelta y evita desgastarse y ser accesible al mundo.

Un guerrero debe desarrollar el sentimiento de que no necesita nada; un guerrero no necesita que lo ayuden o lo comprendan, porque sabe que la verdadera experiencia es ser un ser humano y estar vivo, y llegar a tener conciencia de las inconmensurables y maravillosas posibilidades con que cuenta. Uno de los trabajos cotidianos del guerrero es cultivar y mantener el sentido de "darse cuenta", por lo que nunca "baja la guardia".

Don Juan y Don Genaro le enseñan a Castaneda, las posibilidades energéticas que puede llegar a tener un ser de conocimiento, toda vez, que puede tener la capacidad de producir “un doble” a través del ahorro de energía y con la técnica del ensueño.

Las posibilidades que tiene un ser luminoso a través del manejo de la energía, parecieran increíbles, pero son totalmente reales. El ser humano común conoce muy poco de estas capacidades energéticas y menos aún, tiene posibilidades de usarlas.

“Añadió que el único modo de contrarrestar el devastador efecto del mundo de los brujos era reírse de él…

Un guerrero actúa como si nunca hubiera pasado nada, porque no cree en nada, pero acepta todo tal como se presenta. Acepta sin aceptar y descarta sin descartar. Nunca siente como si supiera, ni tampoco siente como si nada hubiera pasado. Actúa como si tuviera el control, aunque esté temblando de miedo. Actuar en esa forma disipa la obsesión…

Debes cultivar el sentimiento de que un guerrero no necesita nada. Dices que necesitas ayuda. ¿Ayuda para qué? Tienes todo lo necesario para el viaje extravagante que es tu vida. He tratado de enseñarte que la ver dadera experiencia es ser un hombre, y que lo que cuenta es estar vivo; la vida es la vueltita que ahora estamos tomando. La vida en sí misma es suficiente y se explica sola, y es completa.


"Un guerrero entiende eso y vive de acuerdo a eso; por lo tanto, uno puede decir sin ser presumido, que la experiencia de experiencias es el ser un guerrero."…

Un guerrero siempre está listo. Ser guerrero no es el simple asunto de nomás querer serlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, exactamente igual que nadie nace siendo un ser razonable. Nosotros nos hacemos lo uno o lo otro…

‑Un guerrero muere a la mala ‑dijo don Juan-. Su muerte debe luchar para llevárselo. El guerrero no se entrega ni aún a la muerte.” Carlos Castaneda Relatos de Poder.


(*) Tomado del libro PARA LEER A CARLOS CASTANEDA

martes, 7 de septiembre de 2010

Cancele, Don Felipe de Jesús Calderón.

Se incendia el circo y el dueño en vez de salvar a los enanos vende boletos para la siguiente función. El símil con el gobierno mexicano no es justo porque los dueños saben dirigir sus circos, menester difícil si los hay, mientras que a nuestro gobierno se le hace bolas el engrudo y en medio del desbarajuste prepara los eventos más disparatados y costosos dizque para celebrar las fechas patrias.

Llegamos a escasos dos meses de ellas descubriendo que los encargados de preparar las conmemoraciones resolvieron su problema contratando a dedo, sin licitación alguna, empresas especialistas en mojigangas que se llevarán cerca de 3 mil millones de pesos (2 mil 971, para ser exactos). La partida mayor se le adjudicó a un señor Birch que anda por el mundo ofreciendo su “show”, maquillándolo según el comprador. En México fundó una compañía llamada Instantia Producciones para firmar los contratos. Otros 14 por un total de 447 millones de pesos se le darán, también sin licitación, a TURISSTE que, según la Auditoría Superior de la Federación , no tiene atribuciones para organizar eventos. Todo esto se viene sabiendo apenas, en medio del sigilo tenebroso, gracias a la labor de algunos reporteros.

Al publicarse esta maniobra el señor José Manuel Villalpando, jefe de la comisión de los festejos, dijo: “La crítica no me afecta, la envidia es algo muy mexicano. Si el artista fuera amigo tuyo dirías qué bueno que le pagaron, o sea, depende… Este recurso es poco en realidad, frente a los muchos millones de pesos que hay en el presupuesto nacional”. Eso dijo.

A la carencia de imaginación y talento se une el despilfarro del dinero de los contribuyentes. La corrupción deja un tufo que envuelve todo este negocio. Es hora de detener el gasto ofensivo y el espectáculo que no por ser grandote deja de ser chafa. México no merece esta agresión artera.

Estamos en medio de una de las tragedias colectivas más dolorosas de los últimos tiempos. Las inundaciones han causado muertes y pérdidas materiales en la mitad de la República. La ayuda, como siempre, ha sido lenta y escasa Los daños son incalculables y las lluvias apenas empiezan. Los meses de agosto y septiembre suelen ser los más lluviosos. Con frecuencia el grito se da bajo un aguacero. Los meteorólogos pronostican próximas tormentas. Debe preverse que la catástrofe lejos de menguar crezca y lleguemos a las mentadas fiestas patrias en medio de una emergencia mayor. Ante la realidad y el peligro de que empeore, un gobernante sensato debería evitar todo festejo superfluo y todo gasto inútil.

Deben cancelarse hoy las fiestas especiales del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Debemos ajustarnos a la austeridad republicana, a la medianía cívica de la que habló Juárez y a la que ajustó su vida y la pública durante su gobierno. Celebremos como un pueblo maduro, no como aquelarre de nuevos ricos o de negociantes irresponsables. No podemos exagerar en las fiestas como si olvidáramos el sufrimiento de cientos de miles de familias. Y no hay que olvidar que las aguas cubren tierras castigadas por guerras contra el crimen organizado y narcotraficantes cada vez más violentos y todas las plagas ancestrales que empiezan con la extrema miseria de 40 millones de mexicanos.

Señor Felipe Calderón: el miércoles al despedir a la encargada de su Oficina de la Presidencia , Patricia Flores Elizondo, dijo al obsequiarla con ese florilegio de elogios con que acostumbra cesar a su colaboradores, que “impulsó la realización de proyectos especiales, como es el caso de la celebración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución ”. No es disparate pensar, en consecuencia, que ella nombró al señor Villalpando. No deje que se vaya sola, don Felipe. Los funcionarios encargados de rescatar a las víctimas de las inundaciones se han quejado de falta de recursos. Somos convalecientes de una intensa y larga crisis económica, nos acechan tiempos difíciles también en lo económico. No celebre jolgorios escandalosos en medio de la desolación. Dedique ese dinero asignado al despilfarro a favor de quienes lo necesitan. Cancele = Suspenda el despilfarro.

Se me ocurre que la manera más inesperada y satisfactoria de rendir homenaje a los héroes y a la patria que nos dieron, sería anunciar un cambio debido a la adversidad acumulada sobre los mexicanos, un cambio de planes en el programa del 15 y 16 de septiembre. Cortar todo gasto innecesario. Nos ajustaremos al grito, la verbena, el desfile y las músicas y bailes. Sin excesos. Sin imprudencias. Como todos los años. No está la novia para tafetanes.

Los actos de buen gobierno no siempre son de hacer. A veces valen más los que se dejan de hacer a tiempo.

Por favor, Cancele.
Es la Opinión de millones de mexicanos conscientes.


Por Jacobo Zabludovsky
Colaboración de Miguel Angel Lopez Perez.

Con amor de Lydia Cacho a calderoncito.

Señor presidente:

Me permito responder a su reciente llamado televisivo: Dijo usted a la ciudadanía “esta es una lucha que vale la pena luchar, que hay que librar. Y no es ni debe ser a lucha sólo del Presidente, sino de todos los mexicanos, y en particular de aquellos que tenemos la responsabilidad pública en el gobierno, ya sea a nivel federal, estatal o municipal o en los otros poderes, como el Legislativo y el Judicial, de actuar en favor de la gente”. Coincido plenamente al igual que millones de hombres y mujeres.

Antes que nada quisiera preguntarle, la lucha a la que se refiere ¿es sobre el rescate del país o exclusivamente sobre la guerra contra el narco? ¿cuándo dice gente se refiere a hombres, mujeres, niños y niñas? ¿o solamente a sus soldados y policías federales? Muchas personas consideramos que hay cientos de problemas ajenos a los cárteles que laceran a la sociedad y nos permitimos enumerar algunos.

Dijo Ud. “Tu participación es vital, porque esta lucha es de todos y por eso tu denuncia, por ejemplo, o la información que nos puedas hacer llegar, es clave para avanzar en ella”. Vayan pues algunos datos como evidencia de nuestra voluntad para la cooperación y asumiendo la co-responsabilidad por el bien de México:

El gobernador de Puebla Mario Marín protege a las redes de pornografía infantil a cambio de recursos para campañas políticas; su protegido Jean Succar Kuri sigue en espera de sentencia por trata sexual y pornografía infantil (de niñas hasta de 4 años) desde el 2005, sin embargo los jueces federales parecen no tener tiempo para girar sentencia ¿cree usted que el procurador Chávez a quien usted designó abogado de la Nación tenga tiempo, e interés, de revisar el caso? las niñas víctimas esperan su respuesta.

Hay indicios de que el gobernador de Morelos dio cobijo a la gente del capo Beltran Leyva,la Marina cuenta con evidencias, su domicilio en la primaveral Cuernavaca es público (pero podríamos enviarlo con gusto). Por otro lado un sujeto de nombre Ulises Ruiz, ha cometido crímenes diversos en Oaxaca, mantiene amenazados a periodistas y ha encubierto asesinos. Sus generales se le harán llegar si este caso resulta de su interés.Hay de igual manera evidencia plena que el Gobernador de Durango, desvia recursos públicos incluso federales para las campañas políticas, que mantiene protegido al Chapo Guzman, que recibe dádivas del crimen organizado, que compro una isla, que tiene sometida y a su servicio a la prensa local($) y nacional, ¡¿no lo sabia Sr Presidente? ¿Recuerda usted a Brad Will, el norteamericano asesinado por sus policías? tal vez sea pertinente que tome usted una postura de indignación como la que asumió frente la policía norteamericana ante el asesinato de un adolescente en Ciudad Juárez.

Un peritaje demuestra que el incendio de la guardería ABC en que murieron calcinados 40 niños y niñas, veinticuatro más quedaron heridos y marcadas de por vida y otros sesenta fueron expuestos a la tragedia. Existe un listado de todos los implicados en la red de colusión de servidores públicos responsables de este siniestro; con gusto el enviaremos copia de la documentación para que -tal como usted dice- su gente se ponga “manos a la obra”.

Martín y Bryan Alamanza Salazar de 9 y 5 años fueron asesinados a balazos por el ejército. No conformes con ultimar la vida de los pequeños, los soldados del retén fabricaron evidencias argumentando “fuego cruzado”. Los peritajes y testimonios demuestran que fue un salvaje ataque a una familia inocente que se detuvo obedientemente en un retén militar en Ciudad Mier, Tamaulipas. Si gusta podemos hacerle llegar los nombres de soldados responsables de la balacera. Simplemente le suplicamos se asegure, señor presidente, de que la vida de los testigo no corra riesgo por cooperar con usted.

Los refugios para mujeres víctimas de violencia han sido atacados por policías; las víctimas son protegidas por la sociedad civil que, por colaborar con el Estado, se encuentra absolutamente desprotegida ¿qué recomienda usted para que esta colaboración no les cueste la vida a las activistas? Miles de niñas víctimas de trata sexual y laboral no tienen espacios seguros, ni recursos especializados para su rehabilitación y para reconstruir sus vidas. Con gusto le enviaremos los nombres de los explotadores e incluso de quienes les ofrecen puestos de elección popular para que les sea más fácil cooptar a su víctimas y estar plenamente protegidos de la acción de la justicia.

Ya que está usted interesado en la colaboración ciudadana deseamos hacer de su conocimiento que hombres y mujeres periodistas han sido secuestrados, asesinadas, desaparecidos y encarceladas justamente por investigar todo lo relacionado con la guerra contra la delincuencia organizada que usted lidera.Tal vez sea de su interés un listado de probables responsables de dichos delitos, ya que la fiscalía especial no ha podido resolver uno sólo de estos casos. Estamos seguras de que una vez enterado, usted dará las órdenes para que se lleve a cabo una investigación pronta y expedita.

Sabemos de su afán en erradicar la corrupción de los sindicatos; le informamos que una mujer de nombre Elba Esther Gordillo se ha enriquecido de forma inexplicable y es responsable de la parálisis y corrupción del sistema educativo.

Espero que esta humilde aportación sea de utilidad para el avance en ese México que todas y todos soñamos y, que usted ha dicho, está dispuesto a rescatar a nuestro lado.

Bienvenido a nuestra realidad señor presidente.

Tenga la seguridad de que seguiremos colaborando con información y deseo de justicia.

Colaboración de Miguel Angel Lopez Perez.
Fuente: “Carta a Felipe Calderon”, LydiaCacho.net

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Definitivamente en este país estamos en guerra.....

Colaboración de Hilda Santacruz.

La guerra de México.
Joaquín Villalobos

Una parte importante de la sociedad mexicana se resiste a aceptar la idea de que México está en guerra y, mientras no acepte esa realidad, nunca podrá entender la violencia que está viviendo el país. El asesinato del candidato a gobernador de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, y los ataques cada vez más sistemáticos de los cárteles a las fuerzas policiales y funcionarios de seguridad, han creado incertidumbre y dificultad entre los mexicanos para interpretar estos hechos. Basta una mirada rápida a los datos sobre víctimas; secuencia y cantidad de contactos armados; armamento y medios involucrados; extensión de los territorios en disputa y fuerzas policiales y militares comprometidas por aire, mar y tierra, para concluir que México tiene una guerra.


Desde el conflicto en los Balcanes las guerras dejaron de ser consideradas los clásicos enfrentamientos entre dos contendientes. Muchas de éstas se convirtieron en confrontaciones entre múltiples actores que luchan movidos por fanatismos nacionalistas o religiosos, o que se disputan recursos involucrando a bandidos, combatientes y fuerzas del Estado. Existen conflictos de este tipo provocados por diamantes, esmeraldas, plantaciones de coca, cultivos de amapola o el cobro de rentas a compañías petroleras. En México, el centro del conflicto es su valor de ruta para introducir drogas a Estados Unidos. Los miles de millones de dólares que produce esa ruta generaron unos poderes fácticos criminales con ejércitos privados que se hicieron dueños de la frontera norte de México y parte de la frontera sur de Estados Unidos.

Esa zona se volvió el albergue de múltiples actividades delictivas y terminó convertida prácticamente en otro país. Al igual que en otras guerras por recursos, terminó estallando al norte de México un sangriento conflicto entre los distintos grupos criminales por dominar rutas de narcotráfico, plazas de narcomenudeo y territorios de pandillas, y esto obligó al Estado a intervenir. Para darse una idea del tamaño de la guerra entre cárteles y del poder de éstos, basta decir que estas bandas se han causado entre ellas alrededor de 20 mil bajas mortales en sólo tres años. De los 25 mil muertos que se registran hasta la fecha, aproximadamente el 90% corresponde a los cárteles y el resto a civiles y miembros de las fuerzas de seguridad. El 80% de los homicidios ocurren en la frontera norte y una parte importante de la violencia que tiene lugar en el resto de México guarda relación con lo que ocurre al norte.

Es cierto que México tiene problemas de impunidad, corrupción y debilidad institucional, pero esos problemas no tenían por qué derivar en una guerra. Han sido el valor como ruta de la droga, los miles de millones de dólares y las decenas de miles de armas provenientes de Estados Unidos los factores principales en la generación del conflicto. Dada la diferencia de desarrollo entre ambos países el comercio ilegal de drogas ha impactado de forma asimétrica. Lo que para Estados Unidos es un problema marginal de salud y seguridad pública, para México se ha convertido en guerra y amenaza a la seguridad nacional. El gobierno de México le ha decomisado más de 75 mil armas y más de 400 millones de dólares a los cárteles en tres años. La cantidad de armas creció exponencialmente resultado de una carrera armamentista entre cárteles en los últimos cinco años. Esas armas son más que lo que los gobiernos colombianos le han decomisado a las FARC en varias décadas y es tres veces lo que las guerrillas de El Salvador lograron introducir desde Nicaragua durante la guerra civil en ese país. El dinero es cuatro veces lo que el gobierno de Estados Unidos aprobó como ayuda para sostener a 40 mil contrarrevolucionarios nicaragüenses en los ochenta. Aun y cuando las armas de los cárteles están más en función intimidatoria que combativa, su resultado es el dominio territorial y esto implica que muchos mexicanos quedan bajo su autoridad.

Con seguridad los cárteles del narcotráfico, pandillas urbanas y demás delincuentes establecidos en la frontera norte y en estados como Michoacán y Guerrero suman en su conjunto muchos miles de bandidos armados que amenazan la soberanía de una parte del territorio mexicano, y esto no es un problema de segundo orden. No se trata de escoger entre perseguir narcotraficantes o perseguir “rateros”, sino de atender una clara amenaza a la soberanía del Estado que pone en peligro a toda la sociedad. Es comprensible que por razones de imagen, rigidez teórica o interés político personal, no se le quiera llamar guerra a una guerra, pero los datos duros son muy claros en ese sentido, el país tiene una guerra y la violencia es parte natural de ésta. No existen las guerras sin muertos, por lo tanto, mientras no se acepte que hay un conflicto armado y que se está frente a una situación anormal que demanda sacrificios y acciones extraordinarias, no se entenderá la violencia, se pensará que ésta se puede ocultar o resolver rápido y fácil, o se creerá ingenuamente que si el gobierno suspendiera sus operaciones la violencia terminaría.

Entre los que se oponen a confrontar a los cárteles subyace la idea de una posible estrategia no violenta y silenciosa que nadie explica. Se puede discutir sobre formas eficaces de usar la fuerza, pero no existe camino pacífico para enfrentar a los cárteles y no hay modo de que la violencia en México pueda pasar desapercibida. Con el crimen organizado no se puede ni convivir ni negociar y si no se le combate crece. Si no se les estuviera combatiendo ahora, a futuro terminarían convertidos en un gran poder criminal en el propio Distrito Federal, tal como le ocurrió a Colombia con Bogotá. Si el centro de gravedad del conflicto es el valor de la ruta de la droga, es necesario reducir al máximo el valor de ésta, quitándoles ventajas, oportunidades y comodidades a los cárteles en el uso de ese territorio.

Lo anterior sólo es posible hacerlo usando la fuerza, porque no se puede resolver este problema rezando. Ni suplicándoles que no crezcan, que no maten, que se porten bien o que negocien pactos de civilidad. Lo que se suele llamar erróneamente “negociación” no consiste en hablar en una mesa con los criminales, sino en poner una correlación de fuerzas en el terreno a favor del Estado que les limite su actividad. En la actualidad hay lugares donde es el crimen organizado el que le ha puesto límites a la actividad del Estado. El problema de México no es atajar drogas para que no le lleguen a los norteamericanos, eso es una consecuencia secundaria. México necesita desmantelar cárteles, pandillas y estructuras criminales para recuperar autoridad y devolverle la tranquilidad a los ciudadanos y esto no puede hacerse en poco tiempo y sin sufrir muertos.

La guerra es entonces una realidad inevitable y la violencia y el tiempo no son por ahora indicadores de victoria o fracaso, sino indicadores del tamaño del problema. No es sensato demandar que en tres años acabe la violencia de unos grupos criminales que poseen miles de millones de dólares, decenas de miles de armas y miles de bandidos que han aprendido a matar. Estos grupos no crecieron, se armaron y se apoderaron de territorios de la noche a la mañana; lo hicieron durante un periodo de paz ficticia que al final se volvió insostenible. No fue la acción presente del Estado lo que generó la violencia, sino la inacción de éste en el pasado. La guerra la impusieron los criminales con sus matanzas que se convirtieron en un reto a la autoridad; el Estado no podía limitarse a ser árbitro. La violencia le iba a estallar a cualquiera que gobernara México. Por lo tanto, que haya crecido la violencia al intervenir el gobierno y enfrentar a los cárteles, es algo totalmente lógico e inevitable.

La violencia es parte inherente de una guerra y no es por sí misma una señal de lo mal que va ésta. La demanda de los opositores es razonable si se centra en exigir más eficacia, mejor coordinación interinstitucional, integralidad de los planes y acuerdos políticos en seguridad, pero es ilógica cuando demandan el fin de la violencia a toda costa porque eso es imposible. Primero porque es indispensable que el Estado use la fuerza y segundo porque la violencia entre delincuentes no depende del gobierno. Las victorias por ahora no pueden medirse por el fin o la disminución de la violencia, sino por los golpes que las fuerzas del Estado propinan a los cárteles; por las armas, el dinero y la droga decomisada; por las capturas de delincuentes; por la reducción de la infiltración en las policías; por los territorios que se van recuperando; por la reforma, depuración y unificación de las policías; por el desarrollo de políticas sociales orientadas a mejorar la seguridad y por la construcción de infraestructuras que permitan consolidar los territorios recuperados; ésos son los indicadores del éxito.

El conflicto en México es de impacto territorial reducido, pero con un efecto en la percepción de inseguridad multiplicado, dada la importancia estratégica del país. La violencia está concentrada en la frontera norte, pero dado que el país tiene casi dos millones de kilómetros cuadrados y 112 millones de habitantes, los indicadores nacionales de homicidios son bajos y la mayor parte del territorio está en paz. Sin embargo, los disparos en Ciudad Juárez se escuchan con fuerza en Washington y en la ciudad de México. Existe en realidad una situación de guerra en la periferia con paz en el Distrito Federal. El hecho de que el debate en el centro vital descanse en la percepción y no en una amenaza tangible, crea dificultades adicionales para que se entienda la violencia y la gravedad del problema. Esto facilita que algunos piensen que ésta es una guerra del gobierno y no una causa nacional.

No todas las violencias son iguales ni pueden ser leídas de la misma manera. Por ejemplo, que ETA ponga más bombas en España es señal de fortalecimiento de los terroristas vascos porque su violencia está ligada directamente a su propósito político, y en su lógica más violencia es avance. En el caso de las pandillas que existen en Centroamérica y también en Ciudad Juárez, la violencia forma parte de su identidad y no es sólo un mecanismo de defensa; esta violencia es por ello más irracional, más difícil de controlar y su crecimiento es señal de agravamiento del problema. En el caso del crimen organizado en México la violencia es instrumental, le sirve para defender sus “negocios”, para intimidar y controlar territorio y para hegemonizar en rutas y plazas frente a otros grupos criminales. Su combate natural es con otros cárteles, no con el Estado. La lucha entre cárteles es un asunto de competidores por el mercado como en cualquier otro negocio, la diferencia es que en vez de resolver esa competencia vía publicidad, calidad de productos o en juicios mercantiles, la resuelven matándose unos a otros porque son criminales, no empresarios.

La violencia de los cárteles contra el Estado mexicano es, por lo tanto, un recurso de última instancia porque atacar al gobierno no ayuda a sus propósitos, algo que se expresa claramente en su regla explícita de evitar “calentar la plaza”, es decir, evitar llamar la atención del Estado. Entre menos se interese el gobierno en combatirlos, mejor para ellos, y el problema es que esto puede derivar en que lleguen a tener más poder que el Estado. Esto ocurre cuando el Estado pierde el monopolio de la fuerza y eso no resulta necesariamente de combates, sino por el debilitamiento de las instituciones de seguridad a consecuencia de la penetración y la corrupción, por el crecimiento exagerado de la seguridad privada y por el fortalecimiento de poderes criminales armados. La existencia de más de mil corporaciones policiales, de decenas de grupos criminales, de múltiples territorios en disputa, más las dificultades de coordinación entre distintos niveles de gobierno, pueden convertirse en una fragmentación muy peligrosa. Si no se actúa para asegurar la autoridad del Estado sobre todo el territorio, hay riesgo de que el país quede dividido en múltiples feudos criminales y que el Estado se convierta sólo en otro feudo más como en Guatemala.


La confusión sobre los tipos de violencia y la no comprensión sobre el propósito de los cárteles conduce a malinterpretar los hechos violentos. El ascenso de la violencia de los cárteles contra las fuerzas y funcionarios del Estado no debe ser interpretado como si se estuviese enfrentando a una insurgencia. Los cárteles no confrontan al Estado, tratan de cooptarlo, de corromperlo con dinero o de neutralizarlo por intimidación. El Chapo Guzmán y el resto de los capos no pretenden hacer una revolución y entrar victoriosos a la capital para sentarse en la silla presidencial y gobernar México. Se trata de criminales movidos por la codicia, que quieren enriquecerse traficando droga y para ello prefieren comprar policías y políticos que matarlos.

Se suele decir que los cárteles son ahora más fuertes que antes porque su violencia se ha vuelto más manifiesta. Esto es un gran contrasentido porque implica que éstos son más fuertes ahora que se les combate, que cuando no se les combatía. Es absurdo pensar que los miles de muertos, los miles de presos y las decenas de miles de armas, drogas y dinero capturados los han fortalecido. Igualmente se suele decir que ahora penetran más a las policías que antes. Pero esto tampoco tiene sentido ya que después de miles de policías depurados de las corporaciones, más de un millar muertos por los delincuentes y centenares presos por vincularse al narcotráfico, han aumentado dramáticamente los riesgos para quienes acepten corromperse. Por lo tanto, ha disminuido la infiltración, algo que se evidencia en que ahora hay más capturas de capos que antes.

Toda violencia extrema que rompe límites propios es síntoma de acoso. Que ahora haya más violencia y que los cárteles exhiban su poder no es señal de que vayan ganando, sino de que se están viendo obligados a manifestarse e intentan que el Estado deje de perseguirlos. Están usando su recurso de excepción y dejando de aplicar su regla de no calentar plaza. En ese sentido, los ataques cada vez más frecuentes a funcionarios encargados de procurar justicia y las emboscadas a los policías, demuestran que está finalizando la convivencia pacifico-corrupta que les permitió a los cárteles comprar funcionarios y dominar policías municipales y estatales. Están poniendo sangre y dolor de por medio y esto modifica los términos de la lucha en contra de ellos. Por otro lado, el asesinato de Rodolfo Torre Cantú es para los cárteles un punto de quiebre a su posibilidad de contar con la indiferencia de la clase política: han retado a todo el sistema y, con ello, por intentar enfriar Tamaulipas, han calentado a todo México.

La guerra en México está entrando en una fase más definitoria, la violencia cuantitativa podría ir disminuyendo, pero aparecerá una violencia de mayor impacto y el combate entre los cárteles y el Estado se volverá más frecuente e intenso. En Colombia la fase más violenta de la lucha contra los cárteles urbanos fueron los últimos años. Es indispensable entender que desmontar estructuras criminales que se apoderaron de policías no es tarea fácil; desmantelar grupos armados muy violentos con arraigo social y grandes intereses en el comercio de droga no es tarea pacífica. Sin duda hay muchos sacrificios y tiempo por delante pero, como decían los revolucionarios nicaragüenses cuando luchaban contra la dictadura de Anastasio Somoza: “La noche es larga, pero por huevos tiene que amanecer”.

Joaquín Villalobos. Ex miembro del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Consultor para la resolución de conflictos internacionales.