martes, 11 de agosto de 2009

La verdad mediática, la jurídica y la real

¿Hay una "tercera verdad" en el conflicto electoral? El periodista ciudadano plantea que sí, señala que es diferente a la verdad de la justicia y a la de los medios de comunicación y repasa cómo se construyen esas realidades.
No pretendo ahondar en posiciones políticas acerca del conflicto electoral que estamos viviendo, sino más bien reflexionar en esta dinámica que atraviesa fases que van desde la hiperinformación que satura hasta la desinformación que desconcierta, de la que todos somos partícipes, y donde Sonora y sus instituciones aparecen como la vedette nacional del momento.Si bien una Justicia lenta no es justicia, el que sea rápida no garantiza lo contrario. Por estos días fuimos espectadores de cómo los esquemas sociales, políticos y mediáticos, exigen una respuesta judicial dinámica, acorde a estos tiempos.Los hechos de público conocimiento acerca del conflicto electoral, político e institucional suscitado en Sonora, nos brindan un espacio de reflexión sobre cómo se cruzan los intereses de diversos actores que, con sus respectivos fundamentos, presentan sus miradas -estructuradas como verdades- en relación con el caso.Como un observador más del conflicto puedo identificar -en un primer momento- la aparición en escena del juego político de las dos partes involucradas en el pleito. En otro momento, lo que se ve reflejada es la actuación de los medios de comunicación y la consecuente formación de opinión pública que va forjando una posición determinada. Y, finalmente, como último protagonista de relevancia tenemos la actuación del Poder Judicial, que terminó judicializando la elección.Los conflictos que se generan entre estos tres importantes actores son promovidos por la construcción de distintos tipos de “verdades” que cada uno postula: la verdad jurídica y la verdad mediática. Por un lado, la verdad jurídica (considerando la resolución del Tribunal Superior de Justicia como último intérprete normativo local) se debe referir al convencimiento, fundado en derecho y con base en pruebas concluyentes, dentro del respeto al marco legal vigente. Es decir, se entiende que en el desenlace de un proceso judicial lo que prima es la interpretación razonadamente alcanzada a partir de los procedimientos, las pruebas y contra pruebas legalmente fundamentadas. Asimismo, entra en juego -y más aún en este conflicto electoral- la verdad mediática. Tal como manifestara muy acertadamente Ignacio Ramonet (director de Le Monde Diplomatique: “...el sistema mediático está convencido que se puede imponer una verdad mediática. La verdad mediática dice que cuando todos los medios de información comentan que algo es verdad, eso se impone. Esto significa que, cuando la prensa dice que algo es verdad, …eso es verdad. Esto se basa en una premisa que dice que repetir es demostrar. Pero repetir no es demostrar.”Esta verdad posee como característica la rapidez y el dinamismo en su construcción, pretendiendo abarcar todo el espectro social y agotándose hasta lo efímero en un abrir y cerrar de ojos. En este vertiginoso contexto presentado por los medios de comunicación, en innumerables ocasiones, éstos exigen que la verdad jurídica sea pronunciada en sus tiempos, o más aún, desde su lógica de razonamiento; y hasta es posible observar que en vez de informar las resoluciones judiciales opinan sobre ellas, generando alternativas al proceso judicial; llegando a contradecirse incluso la verdad mediática y la jurídica.Pero más allá de estas pretensiones de verdad (la jurídica y la mediática), subyace la verdad real; osea, la verdad con mayúscula, que es simplemente lo que en la realidad aconteció, y que excede a las miradas que hablan sobre ella y procuran contenerla bajo sus argumentos. Y aquí se abre un nuevo dilema: ¿qué grado de legitimidad tendrá la verdad jurídica si no coincide con la opinión pública? La verdad real, no necesariamente puede coincidir con la verdad jurídica, y quizás menos aún con la verdad mediática; más la ciudadanía debe comprender que en la vida democrática y en la armónica convivencia, debemos ser respetuosos de la verdad judicial, cuya voz se expresa mediante una sentencia firme. Ahora bien, la verdad jurídica deberá propender con sus mayores esfuerzos a acercarse a una expresión de la verdad real, a cuyos pies deberá caer también la verdad de los medios de comunicación, cuya misión será dar luz sobre la realidad; esto es, iluminarla para que sea posible visualizarla tal cual. Pues la legalidad se desvanece sin la legitimidad, que se fundamenta en la sólida creencia y convencimiento social e individual en que la verdad real es la que ha triunfado.

Damián Pertile adaptación por Alex Palma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario