lunes, 31 de diciembre de 2012

El público silencioso contra la incultura


A veces me parece que vivo en un mundo esquizoide. Por un lado, muchos de los best-sellers actuales son monumentos a la peor literatura light. He intentado leer algunos ―pensando nostálgica y erradamente que podría encontrarme con algo semejante a aquellos éxitos editoriales de otras épocas como El nombre de la rosa, Bomarzo o Sinuhé el egipcio―, pero al final siempre son el tipo de libros que, tan pronto termino de leer (si es que los leo hasta el final), me dejan un espantoso vacío y una desagradable sensación de haber malgastado horas preciosas de mi vida.

Por otro lado, los medios masivos (desde la televisión hasta publicaciones supuestamente serias) promueven entrevistas a dudosos cantantes e intérpretes cuyo único talento consiste en disfrazarse de mamarrachos… supongo que con la intención de hacernos olvidar su total incapacidad para cantar o componer algo que valga la pena.
Uno podría pensar que el mundo del arte ha perdido todo tipo de valores, que el público sólo quiere escuchar canciones con letras incoherentes y plagadas de groserías, o que los lectores sólo siguen series aburridas y repetitivas de vampiros adolescentes o narraciones de un erotismo gris para amas de casa. Pero al mismo tiempo, de manera inexplicable, no dejo de escuchar comentarios de personas hartas de toda esa parafernalia farandulesca que parece haberse apoderado de los medios. Es como si existiera una corriente underground de gente que anhela y añora la buena literatura, la buena música, el buen arte… aunque, quizás apabulladas por lo que las rodea, parecen casi temerosas de expresar lo que quieren, como si exigir algo diferente fuese un crimen de lesa época.
Vivimos en medio de un caos donde el concepto de arte se confunde con el de farándula, aunque es obvio que existe un público silencioso que se siente minimizado e ignorado por los medios de difusión y de mercadeo: cómplices de una banalidad a la que deberían combatir o, al menos, servir de tamiz crítico.
No sé si todo es parte de una crisis generalizada que algún día terminará. No sé si las aguas volverán a su nivel. Por mi parte, intento subsistir en el vórtice del desbarajuste cultural. Me dedico a bucear, en medio de este océano confuso, para encontrar autores clásicos del pasado y unos pocos contemporáneos que, sin tanta alharaca mediática, continúan creando sin hacer concesiones al mercado. Tal vez muy pocos de ellos salgan a menudo en la prensa, pero sus obras se han convertido para mí en una opción ineludible. Ellos son, hoy por hoy, la diferencia entre mi supervivencia espiritual o morir de asfixia ante la avalancha de mediocridad que amenaza con arrastrarnos a todos.

sábado, 22 de diciembre de 2012

En busca de lo positivo de los tiempos, promoviendo la LECTURA.


Grincheando


Desde la aparición de Mr. Scrooge ningún otro personaje navideño había tenido la capacidad de penetrar en el imaginario colectivo hasta la llegada de El Grinch. Bien conocido ya de todos gracias al filme protagonizado por Jim Carrey, en realidad este extraño personaje es una más de las excéntricas creaciones del Doctor Seuss, pseudónimo de Theodor Seuss Geisel (1904-1991), uno de los grandes maestros de la caricatura y el cuento infantil modernos. 

Seuss es una figura todavía poco conocida en nuestro país, aunque el cine, con las recientes versiones de sus historias de El gato en el sombrero, Horton o el propio Grinch, nos lo esté descubriendo al fin. Tan importante y popular como Baum o incluso Disney, el Doctor Seuss se convirtió en el heredero estadounidense de la tradición del nonsense, ejemplificada por Lewis Carroll o Edward Lear, llegando a crear un auténtico universo de juegos de palabras, términos ficticios, verbos inventados y nombres imposibles, que riman de forma ingeniosa y original. Así está escrito también Cómo El Grinch robó la Navidad, publicado en 1957, cuyo éxito transformaría su personaje central en protagonista de varios filmes de animación y convertiría su nombre, como el de Scrooge, en sinónimo de persona antipática, gruñona y asocial. Pero ¿quién es El Grinch? Aunque la edulcorada versión de Hollywood le dé un pasado y motivos para ser como es, lo cierto es que es básicamente un duende antipático y gruñón, con un aspecto más parecido al del yeti o el bigfoot que al de un elfo. Su odio a la alegría navideña y los regalos le llevará, anticipándose al personaje de Tim Burton (MÁS ALLÁ, 205), a planear cómo “robar” la Navidad, disfrazándose de Santa Claus y despojando a sus vecinos –los whos, fantásticos seres bondadosos– de sus preciosos presentes y manjares navideños... solo para descubrir que, al fin y al cabo, la Navidad no es cosa de bienes materiales, sino un espíritu y un sentimiento puros, que acabarán conquistándole. El Doctor Seuss, cuyo uso de la rima, la repetición y las palabras inventadas ha sido asociado frecuentemente a la hipnosis –tema recurrente en Seuss, que aparece también en la genial película Los 5.000 dedos del Dr. T (1953), inspirada en su obra– y hasta con interpretaciones cabalísticas y esotéricas, quiso y consiguió con su cuento denunciar el materialismo y el comercialismo que habían invadido el espíritu navideño. Lo que Dickens reinstaurara felizmente ha llegado a ser, como bien sabemos todos, un exceso mercantilista y consumista en el que cualquier genuino sentimiento navideño se pierde por completo. Precisamente para poner en evidencia esta situación, Seuss, ecologista e individualista acérrimo que odiaba el mundo moderno y su materialismo tecnológico, utiliza el personaje aparentemente malvado de El Grinch. Sin él, sin su cinismo gruñón, su mezquino humor y su maligno ingenio, la Navidad no podría resurgir, rescatada de sí misma. Está claro que para Seuss y sus millones de fans, El Grinch es un personaje irremediablemente simpático y fascinante que comparte con Mr. Scrooge su odio a la Navidad pero, a diferencia de este, no posee connotaciones de inmoralidad o abuso social.
El Grinch es el opuesto justo y necesario de Santa Claus: usurpando su papel nos redescubre el verdadero sentido navideño. De hecho, tan popular será El Grinch que en sus siguientes aventuras recuperará de inmediato su naturaleza gruñona, que le aproxima más a Halloween que a la Navidad.

Pesadillas navideñas


La mejor y más popular aportación contemporánea a esta tradición de cuentos fantásticos navideños iniciada por Dickens ha sido, sin duda, Pesadilla antes de Navidad, película dirigida por Henry Selick en 1993, pero producida y diseñada porTim Burton según su cuento para niños. La historia de cómo Jack Skellington, el espíritu de Halloween, intenta robar la Navidad sustituyendo a Santa Claus, con la mejor de las intenciones y el más grotesco y divertido resultado, posee un carácter arquetípico comparable al del cuento de Dickens o al del personaje de El Grinch. Naturalmente, el mundo de Burton deriva de sus pasiones cinematográficas y literarias y es, sobre todo, el de la reivindicación del marginado, del raro, del freak.

Pero esta visión positiva de lo oscuro y diferente tiene en este caso una clara lectura luciferina, ya que basta sustituir el país de Halloween por el Infierno y el país de la Navidad por el Cielo para que Jack se convierta en el Ángel Caído de Milton. Como explica Jordi Sánchez Navarro, “revuelta prometeica; y también luciferina. Como Prometeo, Jack Skellington, extraviado en un espejismo, se siente capaz de acometer una empresa propia de dioses, y esa inconsciente soberbia lo convierte en un más que evidente personaje luciferino. Con una salvedad: tanto Lucifer –el arcángel soberbio–como Prometeo son figuras que encarnan la conspiración empecinada –a veces, frente a la injusticia–, mientras que Jack Skellington cae, a las primeras de cambio, en la cuenta de su propio error y lo repara con celeridad. Quizás es mucho pedir a un film auspiciado por Disney que un sublevado sea premiado con el éxito” (Tim Burton. Cuentos en sombras. Glénat, 2000). Pero a pesar del triunfo final del “orden”, Jack Skellington, alter ego quizá de su creador, quien desde dentro del propio Hollywood intenta subvertir una y otra vez sus normas, no se arrepiente de nada y canta a la cadavérica luz de la luna que, si tuviera que volver atrás, repetiría de nuevo su locura. Y ese es, sin duda, el verdadero espíritu navideño, tal y como lo “ocultan” entre líneas los mejores cuentos de Navidad.
Jesús Palacios.

martes, 18 de diciembre de 2012

Las Letras para Hoy. XHCD-FM Zoom95,


Primer participación 11 de Diciembre 2012.

XHCD-FM Zoom95 Radio alternativa e independiente de Hermosillo, Sonora que comparte la verdad y el Rock Alternativo (FM 95.5 del cuadrante)

Como parte de los esfuerzos orientados a difundir la literatura y la lectura en general, esta radio Zoom95,  me invito a participar y aquí estamos para lograr ese objetivo tan importante como  es sembrar la semilla de la necesidad de saber y satisfacerla vía la palabra escrita.

Y como dijo el poeta Estadounidense, James Russell Lowell, de la generación de poetas americanos del siglo 19,

 Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra. 

 Entonces, entonces…. hablemos de libros.

Empecemos con…

ETICA DE URGENCIA
De: FERNANDO SAVATER Año: 2012  No. de páginas: 166 Idioma: ESPAÑOL
La política, el 15-M, las nuevas tecnologías, Internet y las descargas ilegales, los abusos de poder, las contradicciones del capitalismo, la fuerza y la debilidad de la democracia, pero también la belleza, la muerte, la solidaridad.
¿Cómo saber lo que piensan los jóvenes? Preguntándoselo. Una respuesta aparentemente sencilla, que esconde una gran dificultad. Porque hay que saber preguntar, hay que saber ponerse en el lugar de los jóvenes, ganarse su confianza. Escuchar y a la vez aconsejar, opinar, posicionarse. Fernando Savater realizó una serie de encuentros con alumnos jóvenes y respondió a las inquietudes que le planteaban. De ahí, salió este libro, esta ética de urgencia, que nos avisa de las inquietudes de los que gobernarán el mundo del mañana. Una obra que representa el regreso de Fernando Savater al diálogo con los adolescentes sobre las cuestiones morales que más les preocupan; el territorio donde cosechó su mayor éxito editorial: Ética para Amador. Un libro que recupera la confianza en el poder del diálogo para convencer y avanzar. Una travesía que guarda un asombroso parecido con las preocupaciones del resto de ciudadanos, pero expresadas con el entusiasmo, el empuje, la indignación y la urgencia de quienes en breve heredarán las responsabilidades del mundo..

LA EMOCION DE LAS COSAS  De: ANGELES MASTRETTA

Un libro enérgico, sabio y hermoso. Un recorrido apasionante por la historia de los propios padres, los abuelos, la búsqueda de los orígenes mezclados entre Italia y México, la curiosidad por tiempos idos que arrancan con la independencia y pasan por la revolución y la segunda guerra mundial; pero también la entrega tenaz al día a día, la novela personal que nace de las entrañas, esculpida a base de honestidad y algunos temores, llena de tribulaciones y reflexiones sobre una ciudad invivible pero irremplazable, la infancia idílica, el dolor temprano, la audacia juvenil y las decisiones asumidas a despecho de los credos y los miedos generalizados; el pasmo ante la naturaleza y la tecnología por igual, los senderos secretos del afecto y la creación literaria. Un canto de sirena que recupera el gozo casi infantil por escuchar historias, por descubrir otra forma de mirar la realidad, por reconocer aquellos fragmentos vitales acerca de la pasión, del asombro, de la emoción de las cosas."


Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984) 

BIOGRAFIA: (2869) 

Escritor argentino que fue un renovador del género narrativo, especialmente del cuento breve, tanto en la estructura como en el uso del lenguaje. Aunque nació en Bruselas, vivió en París la mayor parte de su vida -ciudad en la que murió- y en 1981 se nacionalizó francés, como protesta ante la toma del poder de las diferentes juntas militares en Argentina, es un autor argentino plenamente integrado en la literatura hispanoamericana. 


Rayuela (1963)

Rayuela (1963) es la gran novela de Julio Cortázar. El libro donde el escritor argentino supo condensar sus propias obsesiones estéticas, literarias y vitales en un mosaico casi inagotable donde toda una época se vio maravillosamente reflejada. 

El amor turbulento de Oliveira y La Maga, los amigos del Club de la Serpiente, las caminatas por París en busca del cielo y el infierno tienen su contra cara en la aventura simétrica de Oliveira, Talita y Traveler en una Buenos Aires teñida por el recuerdo. 

La aparición de Rayuela fue una verdadera revolución dentro de la novelística en lengua española: por primera vez, un escritor llevaba hasta las últimas consecuencias la voluntad de transgredir el orden tradicional de una historia y el lenguaje para contarla. El resultado es este libro único abierto a múltiples lecturas, lleno de humor, de riesgo y de una originalidad sin precedentes.