Xilamtona
Por el título y la conexión de este tema con Xilam Arte Marcial Mexicano, posiblemente se esperaría que para esta intervención, se hiciera una histórica relación de las Mujeres Guerreras y las representaciones que aparecen en códices y esculturas, o en los mitos y tradiciones aún vigentes en nuestra rica cultura; sin embargo, para esta ocasión, me permitiré hablar del concepto de la energía femenina en el pensamiento ancestral de una manera más amplia.
A lo largo de la búsqueda en este tema, iniciado para estructurar Xilam en los años 80, nos hemos encontrado con que cada día se ha incrementado, siendo ya prácticamente en estos tiempos, un tema especializado, y que para hablar de las mujeres de nuestra cultura, antigua y contemporánea, hay trabajos excelentes, que van desde Chimalma y Malinalxochitl, a las líderes indígenas actuales, que de sus comunidades están ya en lugares clave para el apoyo de estas.
Algunos de los estudiosos en antropología e historia, como María Rodríguez Shadow , Cecilia Klein, Miriam López, Maria De los Ángeles Ojeda, Cecilia Rossel, la Dra. Heyden, o Sharisee y Geoffrey Mc.Cafferty, por nombrar sólo a unos cuantos autores, nacionales y extranjeros, que han tocado muy profesionalmente este tema, y que ante la cuestionante histórica la han presentado en conferencias, ensayos académicos y libros.
A los fruto de sus teorías y las conclusiones de sus investigaciones, en esta ocasión, nos gustaría aportar el paradigma de la “estrategia de guerra en el tiempo”, a la visión previa e inmediata a la conquista, llamando conquista a la captura y mezcla de linajes hecha por nuestras mujeres guerreras, que dieran con su sangre más fuerte y pura, la posibilidad de un retorno en la información genética, de los próximos, y hoy actuales defensores de nuestra ancestral e incomprendida cultura; es por esto que consideramos la importancia de ver a esta estrategia de guerra en el tiempo, desde otro punto de vista, mucho más profundo que la lucha cuerpo a cuerpo.
Hay algunos relatos, en las crónicas de los invasores, que nos permiten emocionarnos al imaginar a esas bravas mujeres luchando de tú a tú con los soldados españoles, y otros tratando de entender, más que el género, el concepto femenino como era manejado por ellos, y podemos ver en el Anónimo de Tlaltelolco, escrito en nahua en 1528, que nos relata cómo las mujeres también entraron en combate:
“Fue cuando también lucharon y batallaron las mujeres de Tlatelolco lanzando sus dardos. Dieron golpes a los invasores; llevaban puestas insignias de guerra; las tenían puestas. Sus faldellines llevaban arremangados, los alzaron para arriba de sus piernas para poder perseguir a los enemigos.”
Como principio, en la mayoría de las investigaciones, podemos ver que la fuente más importante son las traducciones al castellano de los relatos y las interpretaciones de los códices, que en documentos escritos por los cronistas y que conllevan automáticamente los pensamientos estrechos de la época y su cultura como pueden haber sido los de soldados o frailes españoles, son de una manera conceptual y exagerada, para sus fines militares por unos, o ya sea por la diferencia del idioma y por un oscuro servicio a su causa religiosa los otros, sabemos que fueron estos los que establecieron los primeros contactos, documentando encuentros y pláticas, con individuos pertenecientes, a las en ese momento, agobiadas sociedades mesoamericanas, interpretando a su manera las creencias y filosofías, que continúa siendo la base académica de nuestra historia.
Considerando que la visión de los frailes es caracterizada por una deliberada vaguedad u omisiones intencionales, como confesaría Sahagún, y que fueron estos, lingüísticamente los enlaces más importantes, nos atrevemos a presentar en este trabajo, y bajo una visión un tanto diferente, lo narrado por un Jefe de Tradición… el Capitán General Andrés Segura Granados, lo que en pocas de las crónicas y representaciones, podrían dignamente ilustrar a mujeres estoicas, que en alianzas y conformidad, indudablemente también dieron sus vidas y su sangre en esta guerra de supervivencia.
Lo más interesante en esta ocasión es analizar lo profundo de este pensamiento guerrero, relacionado al matrilinaje, y tratar de entenderlo, bajo el manejo de la dualidad y su relación con el conocimiento de los tiempos, los ciclos y las generaciones o linajes. Como lo podemos ver en el manejo del Tonalpohualli, que ahora es motivo de estudios y profundos análisis, además de otras disciplinas que ahora buscamos en el lado místico, hay otra manera en que podemos aportar algo más al concepto de mujer guerrera, y es no olvidar a aquellas cuyas armas eran la inteligencia y la estrategia desplegada a través de una labor silenciosa y efectiva.
Vamos a entender cómo a lo largo de la historia de la humanidad, el misterio del nacimiento de los seres, ya sean ovíparos o vivíparos, se ha tratado de explicar y cómo los mitos y leyendas de todas las culturas antiguas hablan de un origen “divino”, quitando de un plumazo la perfecta función de la gestación.
Para nuestra filosofía, tanto hombres como mujeres, son iguales en su energía, como se explica en Ometeotl, y su doble naturaleza, femenina Omecihuatl y masculina Ometecuhtli, siendo éste el concepto mas antiguo, de la igualdad de géneros, en donde los 13 planos superiores fueron habitados por la fuerza positiva, masculina, caliente, luminosa, seca; y los 9 inferiores, o bajo tierra, los poderes negativo, femenino, oscuro, húmedo, relacionado con la fertilizante muerte, cambio, transformación, transmutación. Esta dualidad nos lleva en un solo tiempo a un concepto que corre a velocidades o ciclos distintos, y que a sus 4 hijos, los Tezcatlipocas o 4 elementos: fuego, aire, agua, tierra que rigen todo lo existente y en las 4 esquinas, norte, sur, oriente, poniente que influyen con el mismo poder, en los micro y macro niveles, desde las partícula elementales, hidrógeno, oxigeno, helio, carbono y hasta en los cielos, sol, luna, marte y venus, incluyendo a los seres humanos en lo mas importante, en su mente, voluntad, emoción, pensamiento y conciencia.
Míticamente en el ámbito humano tenemos a: Cipactónal se le llamaba al día y Oxomoco a la noche, lo cual nos afirma la idea o relación completa de los géneros, con el tiempo, a través del movimiento de los astros, sol y luna. Cipactónal se dedicaría a la labranza y cultivo de la tierra, (diurno) en tanto que Oxomoco se ocuparía en el hilar y tejer, así como en realizar actividades curativas, hechiceras y adivinatorias (nocturno), aquí vemos ya una designación de genero y actividades, lo cual no se expresa ni remotamente en la descripción española, como se puede ver en el siguiente relato de Mendieta:
“”Un día muy de mañana el sol lanzo una flecha desde el cielo. Fue a dar a la casa de los espejos, y del hueco que abrió, salieron un hombre y una mujer, ambos eran incompletos, solo del tórax para arriba, e iban y venían por los campos saltando cual gorriones. Pero unidos en un beso estrecho, engendraron a un hijo que fue la raíz de todos los hombres.””
Hoy en día las discusiones sobre la mujer en general causan dificultad de entendimiento pues como dice Séller, “Era un apremiante problema para los filósofos, el explicar el origen y el como “”aparecieron”” los hombres, del periodo cósmico actual, los progenitores de los hombres que viven hoy en día. Y ya en el manuscrito de 1558 en la narración del viaje de Quetzalcoatl al Mictlan, poéticamente se describe como son sacados los huesos de los antepasados? Y para formar a la nueva humanidad, son molidos y Quetzalcoatl se sangra el miembro viril, (¿en remembranza del sangrado menstrual?). Sabemos que desde tiempos inmemoriales todo lo asociado con la menstruación y los cambios que las mujeres viven en este periodo, así como el mismo parto, han sido vistos como temas tabú; algo que más vale esconder o disimular para evitar vergüenzas, algo que son “cosas de mujeres”. Y así como el dar vida es cosa de mujeres, ¿el dar muerte es cosa de hombres? verdugos, sacerdotes y guerreros.
Y pese a que ya estamos en el siglo XXI se habla poco del tema de la menstruación, y culturalmente se ha considerado una especie de “cuota” evolutiva que la mujer tiene que pagar por tener la capacidad de concebir, algo que debiera ser magnificado, se asocia con ideas negativas, como si debiera ocultarse, algo sobre lo que hay que avergonzarse.
El dedicarle nuestra atención, a las guerreras del trabajo interno, que como dijimos son iguales a los hombres, pero con una aceptación de la diferencia de genero, y la distribución de trabajo, ahora en un reconocimiento a ellas, como generadoras de vida, que para estas guerreras fue su principal aportación a la cultura, con la impecable estrategia de preservar genéticamente a los guerreros, que retornarían en el tiempo, en el nuevo ciclo, los mexicanos, debemos saber que fue gracias su fuerza, control y humildad para mezclarse con los españoles y así resguardar una cultura en la sangre, pues sabían que las mezclas son más fuertes que el origen y que el linaje lo transmite la mujer.
Este pensamiento, nos remite a las Cihuateteos, que en la mitología mexica eran los espíritus de las mujeres muertas al dar a luz, ya que parir era considerado un tipo de batalla, y a sus victimas se las honraba como a guerreros caídos. Su esfuerzo físico animaba a los soldados en batalla y por eso, junto con los guerreros, ellas acompañaban el recorrido del sol en el cielo y también guiaban la puesta del sol por el poniente, para guerrear junto con el, a su paso por la oscuridad.
Todo esto nos pone a pensar que si rescatamos parte de nuestra real filosofía ancestral la vida seria más armónica y placentera al sabernos vencedores en el tiempo.
jueves, 14 de noviembre de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario