Cuando se habla de “Respeto” se puede hacer en sentido de reverencia, pero también en sentido de distancia y cuidado.
Así es como veo el “ODIO”, en la distancia, que según RAE -- odio. (Del lat. odĭum). 1. m. Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea.
Odio, cuando el sentimiento corroe el alma, limita la felicidad o la condiciona, y no permite ver con claridad el entorno circundante. Se apodera de la personalidad, y otorga la facultad de vetar, pre enjuiciar y ajusticiar a otro, con sus propias manos si es posible, justificándose para si y ante la sociedad de que lo hecho es lo correcto.
Desde una perspectiva epistemológica, el enfoque cognoscente del odio es definido como un sentimiento negativo, de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, situación o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir aquello que se odia.
Así concebido, el odio se fundamenta en el miedo a su objetivo, ya sea justificado o no, o más allá de las consecuencias negativas de relacionarse con él.
Así percibo a la sociedad Sonorense después del 5 de Junio, enojada, triste, desorientada, impotente y con odio, pero sobre todo unida en la tragedia, como aquel Septiembre de 1985, antes como ahora, la sociedad supo resolver el desastre que produjo un gobierno tan infame, vacuo e irresponsable, como el que nos dirige ahora.
Es tiempo de hacer los que se tenga que hacer para que las cosas cambien, aprovechemos a los mártires involuntarios para construir un Sonora del pueblo y para el pueblo, ciudadano y colectivo, no un Sonora oligárquico y corrupto.
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